Hola.
Esta es la
primera vez que me atrevo a escribirte desde… ¿Hace cuánto ya? Quién sabe. El
caso es que me puesto a escribir esto sin pensarlo; es lo que tienen los folios
en blanco: nunca sabes con qué los llenarás esta vez. ¿Nostalgia?
¿Aburrimiento? No lo sé. Tampoco sé qué demonios estoy haciendo, si tal vez ni
siquiera te llegue nunca esta carta; pero lo intento, así me siento mejor. Es
una manera extraña que tengo que desahogarme, y desde el tiempo que hace que no
hablamos nos podemos considerar desconocidos. Y ya sabes lo que dices, ¿no? Cuéntale tus penas a un desconocido, te
sentirás mejor.
¿Cómo has
estado? ¡Qué pregunta más tonta! Bien y mal, como todos. No tienes por qué
contestar, de hecho, sé que no contestarás. La acumulación de años vuelve
imposible la respuesta a esta pregunta.
¿Sigues
teniendo la misma dirección de cuando éramos pequeñas? Espero que sí, o esto nunca
te llegará.
¿Te acuerdas
de las tardes de deberes en tu casa? ¡Cómo echo de menos esos momentos! Y tu
perro, Pelopincho, las tortitas de tu madre. Echo de menos todo eso. Y siento
haberme ido. Sé que dejé muchas cosas detrás de mí, pero no tuve elección. Yo
quería quedarme contigo, con Pelopincho y con las tortitas de tu madre.
¿Recuerdas tu primer novio? Qué emocionadas estábamos, cuando por primera vez te dio la mano, cuando te besó la mejilla al despedirse de ti después del colegio… ¡Qué unidas estábamos! Lo compartíamos todo (menos a los novios, ya sabes). Quiero volver a esa época en la que sí podía afirmar que era feliz en mi inocencia.
Por mi parte,
todavía no he dado mi primer beso, por si te interesa: tengo demasiado
miedo. ¿A qué? Ya sabes que nunca fui muy agraciada físicamente; de las dos, yo
era la amiga fea, mientras que tú los tenías a todos a tus pies. Ah, pero sólo
tenías ojos para él, Dany, ¿te acuerdas? Tengo miedo de que me dejen por fea,
por aburrida; tengo miedo de que me engañe… En resumen, le tengo miedo al
dolor. No quiero sufrir, y menos por amor.
Estoy llorando
mientras te escribo esto (¡pero no te preocupes!), demasiados recuerdos juntos,
demasiadas cosas nuevas que contarte. Seguramente tú no recuerdes nada de lo
que te dije en esta carta porque nunca te llegará. Algo me dice que es así,
pero no pierdo la esperanza, quién sabe.
En el sobre
encontrarás mi dirección, por si te apetece… hablar conmigo.
Y con estas te
dejo. Tengo demasiado que contarte y tan poco tiempo que tengo que aprender a
dividir los temas. Te escribiré más veces. Te lo prometo.
Un saludo y un
abrazo muy fuerte.
––X
No hay mejor forma de expresar el dolor que provoca recordar el pasado que una nostálgica epístola a esa persona que lo fue todo y ya no es nada. Como siempre, sublime. Me alegra que pongas esto en movimiento :)
ResponderEliminarUn frío beso
Emily